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Beneficios económicos

La influencia del arbolado urbano también tiene una repercusión monetaria, la cual puede ser directa e indirecta. La primera se refiere al uso de alguna de las partes de los árboles, como puede ser la madera para la elaboración de bancas, cercos, losetas o astillado para acolchados. De igual manera, algunos productos no maderables, entre los que destaca el follaje y frutos de algunas especies con fines ornamentales pueden ser empleados (Benavides, 1989).

 

 

El astillado es un beneficio directo que se obtiene del arbolado urbano.

 

La cercanía de los lotes residenciales a las áreas verdes públicas repercute en el incremento del valor de la propiedad hasta en un 20% e incluso la presencia o establecimiento de árboles en terrenos privados puede ser visto como una inversión, ya que a largo plazo incrementará el valor de la propiedad. Esto aplica también en el diseño de centros comerciales, pues para hacerlos más agradable generalmente se incluyen plantas  con el fin de atraer a un mayor número de consumidores (Benavides, 1989; Harris, 1992).

 

Las áreas verdes aumentan el valor de una propiedad e influyen en los costos del consumo de energía de la misma.

 

Los beneficios económicos de tipo indirecto derivados del bosque urbano son los que se obtienen del ahorro en los costos de energía por la reducción de calefacción y/o aire acondicionado, gastos de atención médica y hospitalización, así como la disminución de la oxidación de las estructuras metálicas, entre otros (Dwyer et al., 1992; Grey y Deneke, 1992; Benavides, 1994). Los ejecutivos y empresarios de varias ciudades del mundo han notado que los edificios que cuentan con vegetación, favorecen el incremento en la productividad y mejoran el ambiente laboral (Harris, 1992).

 

Bibliografía